El Juvenil A Remonta Y Se Impone En Un Partido Tarantiniano

Juvenil A


30/03/2014
El Juvenil A remonta y se impone en un partido Tarantiniano

JUVENIL A - E.F.M.O. Boadilla A


Resultado: 2 - 1

Fecha: 29/03/2014

Hora: 16:00

Estadio: Colmenar Viejo - Alberto Ruiz (Ha)

El Juvenil A se rehace tras el gol inicial del EFMO Boadilla y logra tres puntos importantísismos que le permiten seguir mirando hacia arriba.

Miren, tengo ya unos pocos años, y mi memoria ya no es lo que era. Tengo notas sobre el partido, pero creo que escribir una crónica en formato lineal sobre lo acontecido este 29 de Marzo de 2014 sería injusta para todas las partes. Y como este cronista tiene la suerte de no tener ningún editor que le recorte frases o le amenace con una llamada el lunes a su despacho, me voy a tirar a la piscina. Si me tocara la lotería, me dedicaría a eso.

Ya les digo en el párrafo anterior que mi memoria ya no es la que era, pero recuerdo bien claro como pese a que el partido acabó siendo una montaña rusa de emociones, los primeros minutos daban la sensación de ir poniéndole al duelo más aspecto de partida de ajedrez entre Kasparov y Karpov que de choque de dos equipos que llegaban en un momento dulce. En un principio, el Boadilla tiraba de individualidades arriba pero mantenía en cierto sentido mayor continuidad en el juego que los locales, sin embargo no terminaban de gozar de oportunidades. No se cómo llego un córner, pero en un balón al primer palo el jugador del Boadilla se adelantó a nuestra defensa y la clavó.

Y ahora imagínense a este cronista, hablando con el entrenador del equipo el pasado viernes tras el entrenamiento. Juntos reflexionábamos sobre el desarrollo en el marcador de los partidos. Nos salían todas las combinaciones, en las 27 jornadas precedentes a esta (Empezar ganando y ganar. Empezar ganando y perder. Empezar ganando y empatar. Empezar perdiendo y empatar. Empezar perdiendo y perder) menos una. A este equipo nos faltaba aún el cromo más difícil. Empezar perdiendo y ganar. La remontada.

Ambos llegamos a la conclusión que, estadísticamente, por pura lógica, cualquier día nos tocaba.

Ambos lo pensamos desde el mismo momento del gol visitante. Si un equipo puede hoy día hacer eso haya quien haya delante, son los nuestros.

Y este grupo de futbolistas maravillosos, solo tardó tres minutos en darnos argumentos para creer. El balón llegó a Carlos Forcano quien buscó a Villa en profundidad. El balón parecía ligeramente fuerte para la carrera ideal, y más de uno, seguro, se estaba lamentando ya. Se podía haber lamentado todo el estadio, pero el tigre ya había iniciado la carrera. Ya tenía esa mirada. Y lo convirtió en gol con ese toquecito, tap. Y gol. Y de pasó dio un vuelco al partido, y tras unos ajustes tácticos, los mismos once volcaron el campo hacia la portería de la derecha, por si a Adela le apetecía ver el fútbol bien cerca. Llegaron más oportunidades locales: algún dos para uno, se reclamó algún penalti incluso, pero el partido llegó al descanso con las tablas. De la partida de ajedrez quedaban las fichas, y dos equipos que se negaban a repetir el empate a uno de la ida.

Lo que se vivió durante la segunda parte fue digno de película de ese señor llamado Quentin Tarantino. Cualquier final hubiera sido creíble. Oportunidades para ambos conjuntos, un carrusel de cambios, el Boadilla lanzándose a la contra encomendado a su mejor jugador, sobre el que Edu, Rober,Kike, Adrien y Marlon realizaron un trabajo excelso del minuto 1 al 90. En la medular, Julián junto con primero Alex Gil y posteriormente Aguirre, cimentaban la columna vertebral, con Diego, Johan, Villa y Carlos Forcano arriba como martillos pilones. Precisamente Carlos activó la montaña rusa. Recibió un balón en el pico del área y provocó la expulsión del central rival al cometer este un clamoroso penalti que suponía su segunda amarilla.

Y cuando todo indicaba el gol y los confetis, el portero rival se lanzó a la derecha y atajó el penalti. Con perdón, pero La madre que me parió.

Y a eso le sucedieron los mejores minutos del EFMO Boadilla sobre el Alberto Ruiz. Y, de nuevo, con todo el campo temiéndonos el peor de los escenarios, el Señor Alejandro Durán, apareció. Una brutal contra del conjunto azul acabó con el capitán colmenareño frente al punta visitante. Achicó, abrió los ojos y detuvo un balón a media altura de esos que no se suelen detener. La sensación de alivio fue generalizada. Al menos momentáneamente.

Porque poco después, y esta frase ya ha salido en alguna crónica, los accionistas de productos anticanas volvieron a sonreir. Penalti en contra. Más de uno pensó que aquello era el principio del fin de este sueño de racha. Como más de uno pensó que el balón del primer gol se iba largo.

Por si necesitábamos más señales del destino, el delantero la mandó fuera.

Por si necesitábamos más tila, quedaba la recta final del encuentro. Mansilla salió al césped, y con toda la carne en el asador, toda la pólvora en los cañones, toda la fuerza que enviaban Alex Ventura y Romero desde la grada, y todas las metáforas del mundo, al partido empezó a mejorararle la cara. Más aún cuando el omnipresente Carlos se plantó junto a Johan frente al arquero rival, optó por la acción personal y pese a realizar bien el movimiento, el portero alcanzó a rozar, mandándola a córner.

Del córner, perdónenme, que ya saben lo de mi memoria, yo solo recuerdo que el balón le cayó a Julián. No se ni cómo, ni quien sacó, ni si peino alguien. Disculpadme todos. Pero en realidad creo que Julian remató un balón que sacamos todos, peinamos todos y apretamos todos los presentes. De hecho no recuerdo el remate. Recuerdo ver el balón sobre la red roja y una piña de futbolistas abrazándose mientras otros festejábamos desde nuestro sitio.

Quedaba después muchísimo sufrimiento. Asier saltó al césped para fortalecer la defensa ante las previsibles oleadas del Boadilla y pese a disponer los nuestros de alguna oportunidad para sentenciar, a este partido le correspondía acabar con un córner en contra. Con un portero rival subiendo a rematar.

Y cuando la bola caía hacia la cabeza del portero, como en aquel anuncio de cierto refresco, apareció el puño de Durán, quien despejó con la fuerza de todo el equipo. El árbitro pitó el final, y pulsó el off de la montaña rusa. Y el +3 en nuestro casillero.

Lo habían conseguido. Era el cromo que les faltaba como equipo. El de la REMONTADA con mayúsculas. Y lo habían conseguido en el partido que les había exigido más madurez, más paciencia, más sangre fría, y más saber aguantar hasta el final, como en cualquier película de Tarantino.

Ellos ya han pasado por todos los escenarios. No tienen nada que perder y sí mucho que ganar. Y de paso me han hecho llegar a una conclusión.

Si me tocara la lotería, también me dedicaría a esto.

Mostraron madurez el día D y la hora H: D. Alejandro Durán, D. Marlon Ríos, D. José Enrique Domínguez, D. Adrien Loens, D. Eduardo González, D. Roberto Fernández, D. Julián Colmenarejo, D. Alejandro Gil, D. Diego Sanz, D. Carlos Forcano. D. Víctor de la Villa, D. Johannus Cuaresma, D. Carlos Francisco Aguirre, D. Juan Manuel Mansilla, D. Asier Aparicio, D. Eugenio Granja. Bien respaldados en la grada por D. Alexander Ventura y D. Alejandro Romero.

Fotografías: Carlos Forcano (padre).

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