Suenos De Futbol

1er Equipo


16/05/2016
Sueños de futbol

1ER EQUIPO - C.D. Leganes S.A.D. B


Resultado: 2 - 1

Fecha: 15/05/2016

Hora: 11:30

Estadio: Colmenar Viejo - Alberto Ruiz (Ha)

El primer equipo franjirrojo remontó el tanto inicial del Leganés “B” y logra tres puntos de oro para seguir con opciones reales de ascenso, situándose tercero a falta de tres jornadas para la finalización del campeonato.

Te vas a la cama cansado tras un día largo. Clases, trabajo, obligaciones voluntarias, el chaparrón del jueves durante el entrenamiento, las prisas casi constantes tanto a la hora de vivir como de decidir mil cosas, durante los muchos días de los últimos diez meses van pesando no solo en las piernas sino hasta en los párpados, de manera puntual cada noche, como una primera señal del organismo de que vas necesitando vacaciones. 

Te pones el pijama de Los Simpson después de lavarte los dientes, te tumbas, primero boca arriba, después de lado porque notas el gemelo demasiado tenso. Cierras los ojos, primero fuerte. Piensas “coño, no tan fuerte”, y sin abrirlos  relajas los parpados. Qué gustito. Te vas dejando ir.  Y en la fase más profunda del sueño, valga la redundancia, sueñas.

Lo siguiente que ves es un campo de fútbol donde unos Infantiles están disputando el partido más importante de la jornada para sus menudos corazones, a los que probablemente no les falta razón desde su punto de vista. Se nota un “algo” especial en el ambiente. Hasta este Mayo que marzea te guiña un ojo y esconde las nubes de lluvia  bajo la alfombra para que el sol brille sobre el Alberto Ruiz.  Calienta el equipo y notas su alegría. Reparas en cómo los no convocados vienen sin cuentas pendientes, dispuestos a sumar aún en la grada y con el chándal puesto, alguno incluso ignorando a la fiebre o a un aviso del cuerpo en forma de pinchazo. Sales al campo llevando de la mano a un niño que es como el que una vez fuiste tu, exactamente como el que fuiste tu, con todos los sueños como este por descubrir. Escuchas el himno y su poderosa letra, y en tu cabeza resueña lo de “casta, coraje e ilusión”. Escuchas el bullicio de una grada que ha respondido a la llamada de un equipo formado por los que en su día también fueron niños. Escuchas a los padres ilusionados, a los abuelos, a otros niños que llevan tu mismo escudo sobre el corazón. Escuchas incluso a tus amigos, que vienen a animarte porque saben que para ti es importante. Muy importante. Este sueño a lo mejor es una llave y ellos quieren estar ahí por si el bombín de la cerradura no gira bien y hay que hacer fuerza.

Se te olvida que es un sueño. Ya es un partido. Y el partido no empieza bien del todo. Es un sueño de esos en los que parece que no terminas de correr todo lo que puedes. Es un sueño de esos en los que vas saltando de escenarios. Y el segundo escenario que llega es un gol del Leganés B. El que podría ser el de su ascenso, tanto como el que negaría el tuyo. Un saque de banda acaba convirtiéndose en un remate en el costado contrario del campo. Un remate mordido que se envenena y que no permite la reacción de José Angel, ni casi del equipo.  Pasan los minutos y todo parece ir a cámara lenta. Las piernas pesan más que nunca, las decisiones cuesta tomarlas muchísimo. El balón no vuela como antes, sino que parece ir frenado a cada centímetro que recorre del césped. Algún tímido acercamiento levanta los primeros aplausos en una grada en la que vuelves a recordar están amigos, compañeros de club, familiares, niños con tu mismo escudo. Todos ellos deseosos de poner su granito de arena, pero llega el descanso. 

Y te despiertas sobresaltado. La oscuridad y el silencio te permiten notar el corazón acelerado. Te levantas. Haces pis y bebes agua, por contradictorio que parezca. Vuelves a la cama. Vuelves a dormir.

Y vuelves al césped. Y poco a poco notas como el sueño es un “sí pero no” respecto al anterior. Las piernas pesan menos. José Angel evita el posible 0-2 con una intervención de valentía. La defensa de Angulo, Maillo, Víctor, Ceve y su sustituto Eric cada vez se aleja más del área. El centro del campo empieza a afinarse como un grupo de instrumentos de cuerda que se preparan para interpretar el Canon de Pachelbel, con un Castillo soberbio como director de orquesta, con oh capitán mi capitán Nevado marcando el tempo con un contrabajo y Guillaume, su sustituto Vivi (reapareciendo varios meses tras su lesión) y Jorge como violinistas. Arriba, Anto y Adri encienden el sistema de arranque. El marcador sigue igual, pero el partido ya no es igual. El público aumenta su número de decibelios. Esto ya ni es pesadilla ni un sueño de esos en los que se cambia de escenario. No. En absoluto. 

Y aunque el partido está en juego, empiezas a recordar cosas de otras veces, de otros sueños. Como ver a Vivi soltar el aguijón desde 30 metros. Como esas carreras de Anto vislumbradas por Víctor en diagonal. Como Nevado cruzando el campo de lado a lado para recuperar un balón que permite que ese extremo no se plante en el área. Y en tu sueño aparece Diego, el bailarín de claqué. Y pese a las amenazas veloces y poderosas de un rival que en este momento es de Tercera División, y cuyo hermano mayor es claro destacado para subir a Primera, resulta que las piernas ya no pesan. Que el balón ya no se frena. Que la grada sube otro decibelio. Que, asi como a lo lejos, ves que la jugada llega al balcón del área, donde Vivi acelera y este supera por alto al portero con una sutil vaselina. Es el minuto 77 y el 7 ha puesto el empate en el Alberto Ruiz. Y el estadio ruge, como hacía mucho no rugía. Como uno de esos dragones Targaryen escondidos en una mazmorra. Es más, el estadio ruge y el equipo vuela. Los aviones. El video de U2. Todo cuadra. Y hay tiempo de sobra. Y energías. Y casta, coraje e ilusión. A toneladas. Los niños de la escuela, esos que un día serán esos jugadores de ahí abajo, empujan a sus hermanos de franja, y los empujan hacia la meta del Leganés B, que es un señor equipo y un equipo señor y que ve como cada segundo que pasa está más cerca de su objetivo. 

Pero el tiempo no pasa tan rápido como en otros sueños. Aunque sí se pone borroso. Y cada vez más claro como en esas noches de verano en que no bajas la persiana. Distraido por eso, no te has dado cuenta que el balón ha pasado por Diego, por Castillo, Y que llega a Jorge que hace una pared con Vivi, y el balón llega a Anto con todo el estadio ya puesto en pie, con los niños deseando cantar su propio gol de la victoria en el minuto 88. 

Y Anto, canterano como ellos y como muchísimos de sus compañeros, chuta, y así, a lo lejos, ves el balón besar la red. Ni siquiera sabes si ha podido rozar en alguien, o si ha ido un palo u otro, pero no importa porque ves a la franja sonreír mientras retumba un estallido de alegría. Y un buen puñado de colmenareños, de los de con mote y de los de sin mote,  gritan de emoción dentro de un pequeño estadio que no ganará siempre pero que no se rinde nunca. Y para que nada rompa el sueño Eli salta al césped para ayudar a mantener ese onírico 2-1. Y poco después tres pitidos del árbitro. 

Y se mezclan imágenes. Abrazos con compañeros, con amigos. Felicitaciones sinceras al rival por su espectacular temporada. Gritos de alegría. Ver a tus seres más queridos, a los que tanto tiempo les robas por este sueño, esperarte felices en la valla metálica junto al banquillo y te acercas para darles el beso más dulce y el abrazo más fuerte, porque quieres casi que estén dentro de ti y lo vivan con la misma magnitud. De nuevo te giras para ver la alegría de tanta gente. De tantos amigos. Y ves  a los padres de los niños de la escuela felices por ver tan felices a sus pequeños futbolistas, mientras algunos de ellos se asoman al túnel de vestuarios por la rendija porque quieren darte un aplauso más.

Esos niños en los que, quizá, haya prendido la mecha de la ilusión por llegar a jugar en el Primer Equipo del Colmenar, impactados por la catarsis de emociones que habían generado los que defienden el escudo del Primer Equipo del Colmenar con la misma ilusión que si fueran niños.

Y entonces despiertas. Qué bonito es soñar con fútbol, piensas.

Pero resulta que es real. Y que los sueños de fútbol más bonitos, se viven despiertos.

Nos hicieron soñar despiertos: José Angel, Ceve (Eric), Víctor, Angulo, Maillo, Castillo, Nevado, Guillaume (Vivi), Jorge, Anto (Eli) y Adri (Diego) y Pablo.  

Con una grada repleta de corazones franjirrojos, empezando por Dani, Hugo, Isma y Eme, que hicieron que el Estadio Alberto Ruiz de Colmenar volviera a rugir. Muy agradecidos a todos.

CARGANDO... POR FAVOR ESPERE