El primer equipo y el Real Carabanchel sellaron su duelo particular con un empate a un gol en un estadio Alberto Ruiz que vibró con un encuentro apasionante hasta su pitido final.
Corría el minuto 94 y nadie se podía levantar de su asiento del Alberto Ruiz en la mañana del 11 de Abril de 2016. Sobre el césped, tanto carabancheleros como serranos pugnaban por un gol que les permitiera sumar dos puntos más del que parecían predestinados a sumar. Con todas las implicaciones que ello suponía, tratándose de dos equipos que parecen controlar la llegada al sprint en que parece se está configurando la recta final del campeonato de este grupo 2 de la Preferente Madrileña.
El partido hubo momentos en que se convirtió en un duelo de otra categoría, digámoslo ya. Independientemente del tipo de juego desarrollado por una y otra escuadra, la mañana amaneció nublada, fresca y amenazando lluvia, como demasiado áspera para los goles. Pero a nadie le importó. Si los goles son la salsa del fútbol, la base del menú es el juego y el aderezo es la intensidad. Y de esos dos ingredientes hubo a raudales. Con un primer acto en el que el juego comenzó pareciéndose más al partido que deseaba el centenario visitante que al buscado por el conjunto local, El Real Carabanchel trataba (y lograba) cortar las vías de comunicación del Colmenar, que permanecía agazapado esperando su ocasión. Cuando esas vías lograban abrirse, un espectacular Guillaume que levantó aplausos en la grada comenzaba a establecer veloces conexiones tanto con la delantera como con las incorporaciones desde atrás, lo que puso en más de un problema a la zaga visitante. Además el Colmenar tampoco desechaba la vía del juego directo, como en una ocasión en la que Dani sirvió un espectacular pase medido al propio Guillaume que de haber tenido un pie un par de números más grande hubiera podido suponer el primero de la mañana, aunque el meta visitante Pablo mostró tanta veteranía como solvencia al achicar magníficamente en la jugada. El Colmenar amagó en varias ocasiones a través del juego a balón parado, pero el gran susto para el Real Carabanchel llegó en jugada elaborada. Por el costado izquierdo, Ceve cambió a quinta marcha en la zona de tres cuartos para, tras asociarse brevemente con un compañero, servir un pase al corazón del área que hizo contener el aliento a todos los presentes pero que no halló rematador. En la única mala noticia de una primera parte que ya se encaminaba hacia su final, Diego sufrió una lesión muscular que le obligó a ser sustituido por Jorge, quien precisamente volvía a la convocatoria tras una lesión que ya pertenece al pasado, como la del propio Diego.
Tras el descanso, el arreón inicial del Real Carabanchel terminó de espolear a los locales. Y ocurrió que el Colmenar entendió que el partido necesitaba de tanto tesón como tensión. Y elaboró. Y elaboro más. Y comenzó a disputar unos minutos entre los mejores de la temporada, precisamente ante su propia afición, por fín. A tal punto que todos los presentes de la franja, todos, pudieron vivir uno de los goles más bonitos de la temporada. El balón circuló de derecha a izquierda, con prisa pero sin pausa, con intención pero sin precipitación, pasó por todas las líneas. Llegó a un descolgado Adri a la zona de tres cuartos, quien recibió un impacto rival, pero cuyo rechace fue recogido por Jorge. Y Jorge con su mejor virtud, eligió. Bien, como tantas veces. Aceleró en vertical mientras con el rabillo del ojo observaba el movimiento de Anto, y en el momento preciso y precioso pulsó el triángulo del pase al hueco. Anto advirtió la salida del portero, le regateó y pese a la posición forzada puso el uno a cero en el electrónico, la sonrisa a la franja y brillo al escudo. Ya dijimos en estas mismas líneas la semana pasada que nunca llueve eternamente. El gol sirvió de acicate al Real Carabanchel quienes aumentaron un punto su intensidad, pero el conjunto local no solo no bajó el pistón como había ocurrido en otras ocasiones, sino que se reconoció no solo efectivo, sino atractivo. Y con empaque. Mostrando por fin, a su público en que se traducía tantas horas de trabajo en la sombra, tantos golpes a cambio de algo que realmente no nos da tanto, ni tampoco. El transcurrir de los minutos trajo consigo sustos en ambas porterías, y tras otra gran jugada coral de los Colmenareños, el meta rival lograba detener sobre la línea un remate de Adri que permitió al Carabanchel seguir con opciones de al menos sumar un punto. Ambos equipos ya habían comenzado a mover sus banquillos y el Colmenar dio paso a Hugo en sustitución del propio Adri, con un encuentro que paulatinamente había ido metamorfoseándose en algo distinto, en una guerra de detalles en la que el Real Carabanchel no tenía nada que perder. Y ocurrió que hacia el minuto ochenta y seis, una falta lejana acabó convertida en un balón al área, cuyo rechace se convirtió en segunda jugada, y esta fue aprovechada por el conjunto en esta ocasión morado, quien veía recompensa a su empuje con el gol del empate, que a la postre sería el resultado final de este encuentro.
El empate traía consigo una serie de incógnitas y una sola respuesta certera. El punto que se sumó ayer no tiene la dulzura de los tres que se sumaron en aquel "primer gran recuerdo", como titulamos aquí la victoria conseguida en el encuentro de ida frente a tan grandísimo rival en el mítico "La mina". Pero, amén del nimio (o no tanto) detalle de dejar el goal average particular a favor del Colmenar, comienza a aproximarse a un sprint final en una buena posición. Y con el empaque que se exige a los equipos así.
El resto de incógnitas, se resolverán a partir de la semana que viene. Lo mejor...
Jugaron: José Angel, Isma, Ceve, Dani, Angulo, Castillo, Diego (Jorge), Nevado, Guillaume, Anto y Adri (Hugo)
