Pese a empezar el partido con el marcador en contra y ciertas dudas en su juego, el primer equipo tiró de calidad y oficio para remontar frente al Parla Escuela en la que supuso su segunda victoria consecutiva.
Con el verano dando sus últimos coletazos por el Alberto Ruiz, el Aficionado B de la Agrupación recibía la visita del CP Parla Escuela, equipo con más enjundia de lo que podría deducirse de sus resultados en las dos primeras jornadas. No visitaba el coliseo colmenareño un conjunto cualquiera, sino un equipo con varios jugadores destacados en zonas determinantes sobre el césped, bien trabajado y con una buena gama de recursos bajo el brazo. Enfrente, los colmenareños llegaban al encuentro con un punto más en la mochila, pero conscientes que la temporada no ha hecho sino comenzar, más aún para un equipo (y un proyecto si me apuran) marcado por la juventud de sus componentes.
Una vez iniciado el partido, y tras unos minutos de tanteo por parte de ambos conjuntos, el rival comenzó haciéndose con el timón del mismo. No tanto por la posesión del balón sino por lograr que el juego se desarrollara en las zonas que más le interesaba al conjunto visitante. Y mientras el Colmenar amagó en una combinación de Vivi con Adri con remate fuera de este último, el Parla Escuela golpearía primero, tras un saque de falta lateral rematado impecable e implacablemente por un jugador atacante.
No fue fácil asumir el directo al mentón por parte de los parleños, pero los franjirrojos no iban a bajar los brazos. Y los acontecimientos hicieron ver al público presente que en aquel partido quedaba mucha tela por cortar. Primero, en pleno paso de peatones de Shibuya, Hugo bajo un balón de esos que se suelen decir que caen con nieve para rematar un chut que salía por encima del travesaño. Solo tres minutos después, Isma recibía un balón profundo que llevaba un pasaje al área visitante, pero su pase al corazón de la misma no halló rematador. Y solo cuatro minutos después, el conjunto rival veía como se quedaba en inferioridad tras ser expulsado por doble amonestación uno de sus integrantes. Casi inmediatamente, llegó la jugada que pudo cambiar completamente el signo del partido, cuando un balón en profundidad al delantero rival le permitió plantarse mano a mano frente a Pablo, quien multiplicó sus ciento noventa centímetros de estatura vertical hasta convertirse en la muralla de Invernalia en horizontal, blocando magníficamente el chut del punta visitante y haciendo una declaración de intenciones: si en los minutos restantes del primer acto habría un gol, no sería en su portería. Y como tal ocurrió. Con Víctor e Isma mostrándose incisivos por las bandas, y la sala de máquinas central con todas sus líneas funcionando, quedaba por ver (disculpen mi optimismo) quién abriría la lata. Y fue Jorge. Un chico al que no le gusta dar grandes discursos, pero que hace que en ocasiones su juego hable por si mismo. Caracoleó en el balcón del área hasta encontrar la posición oportuna desde la que soltar el disparo a la escuadra. Porque no es que le saliera ahí, sino que la puso ahí, haciendo bueno el esfuerzo de todos los compañeros franjirrojos sobre el césped y provocando la algarabía tanto en ellos, como en los que aguardaban su oportunidad en el banquillo como en los Anto, Cereijo, Dani, Nevado y (ey Kameni) José Angel, desde la grada. Con 1-1 en el marcador, hubo incluso tiempo para otra oportunidad colmenareña.
El segundo y definitivo round traía consigo varias incógnitas, pero lo primero que llegó fue otra obra de arte, en este caso de Vivi. No se habían terminado el bocadillo los más rezagados mientras que, tras una buena salida desde atrás, el delantero colmenareño recibió un pase vertical de Angulo, para acomodarlo y en cuestión de décimas de segundo, lanzar una espectacular vaselina al fondo de la red que oficializaba la primera remontada del año y el segundo tanto en su cuenta particular esta temporada. Eran momentos felices para los franjirrojos, quienes además contaban con piernas frescas tras las incorporaciones de Guillaume por un luchador Diego y de Ceve por Víctor, buscando (aún) mayor presencia en los metros finales. Precisamente un balón en profundidad para Ceve supuso un nuevo “Uy” en la grada tras un pase del lateral que no halló rematador, aunque pronto enviaría el rival su mensaje de lucha, pues de nuevo el guardameta Pablo solventó con garantías una oportunidad del Parla Escuela. El encuentro comenzó a mutar en un correcalles paulatinamente, con el evidente perjuicio para el equipo que lideraba en el marcador. Dentro de esa confusión, Castillo siguió deshojando la margarita del gol que está a punto de caer pero esta vez salió que no. Y poco después, llegó el espejismo de tener un penalti a favor, tras ser derribado Hugo cuando ya armaba la pierna para el remate. Y donde muchos veíamos el gol de la tranquilidad el guardameta vio la intención del lanzamiento de Vivi, y no solo blocó el balón, sino que regaló a sus compañeros (recordemos en inferioridad numérica desde el minuto 30) un camión cisterna de oxígeno. El Parla Escuela hizo suyo el eslogan de esa marca de refrescos para deportistas, y el Colmenar hubo de arremangarse para mantener intacto el marcador, saltando al campo Maillo y Eric para terminar de asegurar el andamiaje. Y como ser equipo también es sufrir juntos, la franja aguantó unida, desde el guardameta Pablo hasta un exhausto pero conmovedor Hugo, las meritorias embestidas ofensivas del equipo parleño. Y pese a los uys, pese a los ays, pese a quedarse con diez a punto de iniciarse el descuento, y pese a todo…firmó todo un siete de nueve para iniciar el año. Con dos golazos, con mucho suspense, y con la consciencia de cuanto trabajo tenemos por delante para llegar a la mejor versión de este equipo.
Y, de guinda, con un precioso reto en solo siete días: ganar el primer encuentro a domicilio de esta temporada en un estadio tan mítico para el fútbol madrileño como es el que visitaremos en la jornada 4.
Jugaron: Pablo, Isma, Víctor (Ceve), Angulo, Eli, Castillo, Jorge, Diego (Guillaume), Vivi (Eric), Hugo y Adrián (Maillo).
